Gorda Intersexy

Georgiann Davis by Aaron Mayes

Georgiann Davis. Foto: Aaron Mayes/UNLV Photo Services.


Hola, soy yo, #IntersexyFat (#GordaIntersexy). A principios de este año, mientras mi gordo y alto cuerpo intersex era aplastado en un asiento de avión de clase económica, decidí bajar la guardia y públicamente reivindicar mi gordura en twitter @georgiann_davis.

Seguramente, mi gordura fue, y continúa siendo, señalada tanto en mi profesión como en mi vida personal – mediante incontables comentarios que tienden a avergonzar a las personas percibidas como gordas (en inglés se usa la expresión fat shaming), que escucho de personas que me sugieren una dieta no solicitada y ejercicio, durante conferencias académicas o en reuniones familiares, “cumplidos” que me realizan compañeros que me dicen que soy fotogénica, lo que en realidad significa que sé cómo sacar una foto en determinado ángulo para verme menos gorda –pero nunca me había apropiado públicamente de mi gordura, a pesar de que mi gordura se había apropiado de (casi) cada momento de mi vida.

A diferencia de mi variación intersex, no tengo la habilidad de esconder mi gordura, no es que todos deberíamos querer esconder el ser intersex o gordxs. Pero tampoco estoy fuera de la idea interiorizada de un cuerpo “ideal”, la cual es real para todxs, ya que constantemente somos bombardeados con mensajes que dicen que el cuerpo “ideal” es saludable, capaz, de piel blanca, no es demasiado flaco y definitivamente no es gordo, es heterosexual, de género conforme, y más. Y los capitalistas de todo el mundo obtienen beneficios de los incontables productos que han creado, y que nosotrxs compramos, que nos hacen pensar que podemos estar más cerca de alcanzar el cuerpo “ideal” que ellos ayudaron a crear: existen cremas blanqueadoras de piel, pastillas de dieta, bebidas energizantes, dietas desintoxicadoras, y mucho más.

No hay día que pase en el que no odie mi cuerpo gordo, no porque mi gordura directamente dañe mi salud (que no lo hace – mi último examen físico y de laboratorio, confirmó que estoy saludable), sino debido a que la sociedad, de manera constante, envía un claro mensaje que dice que la gordura no es saludable (se equivocan) y que es algo universalmente feo, como si el atractivo no fuera subjetivo. Escuchamos muchas cosas acerca de los cuerpos gordos, en todos los aspectos de nuestras vidas, pero rara vez escuchamos que la gordura es lucrativa. Por ejemplo, la industria de la dieta es una mina de oro, y los cirujanos bariátricos, los que realizan el bypass gástico, insertan bandas gástricas, y demás, en los EUA que es donde vivo, tienen unas de las mejores condiciones de trabajo de todas las especialidades quirúrgicas. Rara vez son, si es que son, llamados al hospital a realizar cirugías de emergencia como si los son sus colegas cirujanos en ortopedia, cardiología, o urología. Y su personal de oficina, no tiene problemas con el reembolso del seguro de salud, ya que no se te permite hacer una cita con un cirujano bariátrico, hasta que hayas pasado por meses de trámites tediosos para obtener una previa aprobación de tu compañía de seguros – es decir, tienes que ver si no existe una exclusión para cirugía bariátrica en tu póliza de seguros. Y para los que no tienen seguro, bueno, que ni siquiera lo piensen.

Para quienes hayan llegado hasta aquí leyendo mi reflexión, me imagino que pudieran estar pensando, ¿por qué está escribiendo acerca de la gordura en el día de la visibilidad intersex? Mi razón es triple.

Georgiann Davis

Georgiann Davis. Foto: suministrada.


Primero, mientras viajaba aquella tarde cuando salí a la luz cómo #IntersexyFat (#GordaIntersexy), me pregunté a mí misma si era posible que apropiarme de mi gordura, pudiera transformar de manera positiva mi vida, de manera similar que el salir a la luz como intersex ha mejorado el amor que le tengo a mi cuerpo intersex. ¿Es posible que el identificarme como gorda, pueda ayudarme a aprender a amar la gordura que rodea a mi cuerpo intersex?

Segundo, se ha hecho cada vez más evidente para mí, que las personas que admiro y respeto por su búsqueda de justicia social en el mundo, ya sea por medio de la academia y/o por el activismo, constantemente perpetúan la gordofobia en las cosas que dicen (o que no dicen), y en lo que hacen (o que no hacen). Así que, al hablar de esto, ¿es posible que mis compañeros que luchan por la justicia social, reflexionen más profundamente en sus acciones pasadas, presentes, y futuras?

Por último, y el enfoque de esta exploración, aparte de la inhabilidad de esconder mi gordura, ser intersex y ser gorda no son del todo diferentes, coinciden en estar bajo la sombra del cuerpo “ideal”, lo cual voy a intentar mostrar a continuación. Aunque todavía estoy luchando con mi gordura, espero que algún día pueda ver atrás a este escrito, y lo vea como el inicio del siguiente capítulo para aprender a amar una parte de mi cuerpo que continúo odiando.

5. Ropa: Visto como me gusta, sin importar que la ropa esté etiquetada como “de hombre” o “de mujer”. Es difícil encontrar ropa que coincida con mi identidad genderqueer y abiertamente intersex, pero es incluso más difícil encontrar ropa que le quede a mi cuerpo gordo. Las tallas extra (qué es lo que eso siquiera significa) de ropa de mujeres, son demasiado femeninas para mí, y la ropa de hombres de todas las tallas frecuentemente deja poco espacio para mis pechos. Estoy harta y cansada de encontrarme en los recónditos pasillos y secciones de las tiendas, buscando ropa que me quede, y también estoy harta y cansada de comprar camisas etiquetadas para hombre, y ropa interior etiquetada para mujer.

4. Aviones: Viajar en avión me parece estresante. Mi cuerpo gordo y alto, siempre es aplastado en el asiento, que es muy pequeño para muchas personas, no solo para mí. Los apoyabrazos, dolorosamente restringen y confinan mi cuerpo, algunas veces dejan pequeños hematomas en mis caderas y muslos. Pero incluso antes de empezar a luchar con el asiento y el ajustado cinturón de seguridad, me veo emocionalmente obligada a marcar una arbitraria casilla de sexo mientras hago mi reservación de vuelo. ¿Soy “hombre” o “mujer”? A veces es ridículo, especialmente cuando estoy haciendo una reservación para viajar (dolorosamente) en clase económica, a una ciudad para dar una charla acerca de cómo es ser intersex en los EUA. Generalmente, es emocionalmente demandante, y un duro y visible recordatorio de una de las razones por las cuales me siento obligada a continuar viajando a conferencias para discutir cuestiones intersex, tanto de manera profesional como personal.

3. Doctores: Los médicos que ven positivamente la gordura, son tan raros como los doctores que no medicalizan lo intersex. Me parece bastante deprimente, que los doctores generalmente ocupen sus bisturís para corregir los cuerpos intersex, mutilando nuestros genitales; al igual que generalmente recomiendan, lo que seriamente considero una solución quirúrgica a lo que han clasificado como mi obesidad mórbida. Esto me hace pensar, que hubiera sucedido si los cirujanos hubieran ofrecido a mis padres un precio de 2 por 1 cuando era joven: “¡Podemos extirpar sus testículos, y el 80% de su estómago al mismo tiempo, todo por un precio de descuento!”

2. Padres: No soy mamá, al menos no de alguien de la raza humana, pero puedo respetar que los padres quieran que sus hijxs sean felices, saludables, exitosos, y demás. Sin embargo, estos deseos (aunque sean bien intencionados) para tener hijxs “ideales”, están entrelazados con el cuerpo “ideal”, que es femenino o masculino. La mayoría de los padres, no esperan por unx niñx intersex cuando se dan cuenta que están embarazados o planean adoptar. Por lo general (¿esperemos?) aprenden a aceptar los rasgos intersex de su hijx, especialmente después de contactar con adultxs intersex y con otros padres de niñxs intersex, pero tienen problemas para llegar a aceptarlxs. De manera similar, la mayoría de los padres no quieren unx niñx gordx y, aunque es comprensible, a menudo los padres son sometidos al escrutinio público con motivo del cuerpo de su hijx, como si estuvieran haciendo algo malo como padres debido a que su hijx es gordx. Me pregunto cómo será ser un padre que cuestiona tanto la necesidad del niñx “ideal, como el supuesto que implica un niñx “ideal”.

Georgiann Davis

Georgiann Davis. Foto: suministrada.


1. Amor: Hace años, cuando por primera vez estaba experimentando con la intimidad sexual, me preocupaba que mis parejas me abandonaran si se enteraban que era intersex. Al igual que muchas otras personas intersex, me preguntaba si podrían darse cuenta que era diferente, por la forma, textura y apariencia de mi vagina, areolas, y demás. ¿Sabrían que era intersex? O, más importante aún, ¿me encontrarían sexualmente atractiva si supieran que tengo vagina pero no útero, que tengo cromosomas XY, y que tenía testículos antes de que me los extirparan quirúrgicamente, sin mi consentimiento? Mi cuerpo gordo me ha dejado con muchas de las mismas preocupaciones y preguntas. ¿Puedo ser amada desnuda y con las luces encendidas? Actualmente, cuando estoy en la intimidad sexual, mi intersexualidad no se interpone en la manera en la que me siento en la cama, pero mi gordura sí, en sentido figurativo y, sí, algunas veces literalmente. Y estoy harta de eso. ¿Cómo puedo aprender a amar todos los aspectos de mi cuerpo gordo e intersex?

Hace 10 años, no me hubiera atrevido a públicamente identificarme como intersex, mucho menos a decir que estaba orgullosa de ser intersex. Pero he llegado hasta aquí al apropiarme, tanto personalmente como profesionalmente, de esa parte de mi cuerpo. Y ahora, no cambiaría el ser intersex por nada en el mundo. Hoy, termino esta pieza con la esperanza de que marque el comienzo de un proyecto similar auto-liberador, donde en última instancia aprenda a amar ser #IntersexyFat (#GordaIntersexy). Admito que no estoy segura si alguna vez puedo llegar a lograrlo, pero sin apropiarme de #IntersexyFat (#GordaIntersexy), ni siquiera puedo comenzar a intentarlo.

– por Georgiann Davis. Georgiann es una académica y activista intersex originaria de Chicago, Illinois. Se unió departamento de sociología de la Universidad de Nevada, Las Vegas en el otoño de 2014, después de pasar cerca de diez años estudiando la intersección de la sociología del diagnóstico y las teorías feministas. En su libro Contesting Intersex: The Dubious Diagnosis (2015, NYU Press), Davis explora como se define y experimenta lo intersex, y como es disputado en la sociedad contemporánea de EUA. También es expresidenta del Grupo de Apoyo AIS-DSD (2014-2015), y actualmente es miembro de la mesa directiva de interACT: Advocates for Intersex Youth.