El lenguaje es vital
La forma en que la comunidad intersex ha desarrollado y se ha reapropiado del lenguaje, es una hermosa evolución. Al igual que la comunidad queer y otras comunidades marginalizadas, hemos usado términos, que tradicionalmente nos estigmatizan y oprimen, como vehículos de empoderamiento. Encontrar maneras de subvertir las herramientas de un opresor, es reclamar representación sobre las formas en las que has sido dañado. Las instituciones médicas, han usado el lenguaje para dividir y aislar a las personas con rasgos intersex, y se ha hecho un gran esfuerzo para recoger esas piezas y encontrar maneras de encontrarnos y unirnos utilizando recursos en línea. Todavía existen términos que no se han reapropiado, y lenguaje para describir el sufrimiento que aún tiene que emerger y extenderse.
Por décadas, las personas intersex se han estado reapropiando de palabras ofensivas y términos obsoletos. Las fotografías de la primera protesta de personas intersex en 1996, muestra a activistas con carteles que dicen: “hermafroditas con actitud”, exigiendo que se ponga fin a la mutilación de niñxs intersex. Esto no difiere de las tácticas usadas por organizaciones como Queer Nation, quienes comenzaron a reapropiarse de la palabra “queer” – esto sucedió en la misma época que la crisis del SIDA – y, aún en la actualidad, todavía puede sentirse su lucha para impedir que se les equiparara [al SIDA] y para defender su necesidad de supervivencia. El uso de “hermafrodita” se ha vuelto más marginalizado y desaprobado, ahora es entendido como un término sensacionalista, que cosifica y además muy incorrecto.
En la década pasada, el término Trastornos/Desórdenes del Desarrollo Sexual o “DSD” (por sus siglas en inglés) ha tomado lugar en los contextos clínicos, pero ha sido criticado por activistas, ya que continúa con la estigmatización. Las instituciones médicas son las culpables de la aplicación de terminología que estigmatiza nuestros cuerpos, lo que les hace más fácil el justificar intervenciones sin ninguna verdadera razón. Esto hace mucho más fácil que puedas decir que estás “corrigiendo o reparando” a alguien, cuando eres tú el que también está decidiendo que es “defectuoso” y “anormal”. Esto ha hecho que sea necesario un lenguaje que describa y refleje nuestras experiencias y traumas.
Las comunidades en línea, han sido importantes en la evolución del lenguaje y en la discusión sobre las políticas que rodean las cuestiones intersex. En sitios como Tumblr y Twitter, las personas pueden compartir preguntas y experiencias, que no se sienten cómodos compartiendo con sus doctores, o incluso, con su familia. Ante el temor al acoso, o a tratamientos inapropiados, prefieren confiar en otros en línea. Así, pueden comenzar a cuestionar libremente su propia identidad, sin que alguien que perciban que tiene autoridad, les diga lo contrario. Estas conexiones dentro de las comunidades, han estado teniendo lugar desde antes de las redes sociales, pero ahora dentro de un entorno más público y accesible. Estos intercambios de ideas, no deberían ser minimizados, ya que existen en las plataformas de las redes sociales. Lenguaje importante ha sido creado y difundido en torno a estas discusiones, y se han comenzado a construir teorías en base a los pensamientos que se comparten.
Nuevas palabras como “diádico”, que significa no-intersex, han comenzado a difundirse en años recientes, y ahora son comunes en ciertos lugares en línea. “Diádico” puede compararse con el propósito de “cisgénero”, que es usado para evitar referirse a las personas que no son transgénero como “normales” y, por lo tanto, a las personas transgénero como “anormales”. Cisgénero, ahora es un término aceptado e incluido en el diccionario, después de su utilización por parte de la comunidad transgénero. Diádico es importante para la comunidad intersex, ya que tiene implicaciones similares. Este además refleja el aspecto de la identidad de nuestras experiencias y cuerpos, y permite que cualquiera entienda su lugar en la dinámica entre las personas intersex y no intersex. El encontrar palabras que describan el conjunto de experiencias y sentimientos, desde la perspectiva de una minoría, ha sido importante para empoderar esos grupos marginalizados.
Mientras que el discurso que rodea estas cuestiones, parece siempre estar cambiando, algo es obligado a permanecer. La mayoría de lxs que participamos en estos espacios, somos jóvenes, yo incluida, así que nuestra perspectiva en la travesía del aprendizaje acerca de nosotrxs mismos, en algunas ocasiones puede estar llena de baches, y no siempre está basada en el contexto de la manera en el mundo funciona en la realidad fuera de internet. Haciendo a un lado las desventajas, un ambiente donde todos se encuentren en relativa igualdad, puede ser increíblemente poderoso para quienes que son vulnerables. Sin los recursos que encontré al investigar en línea, nunca hubiera comprendido que soy intersexual, y en su lugar, pensaría que simplemente era defectuosa y estaba rota o averiada.
Desafortunadamente, todavía quedan demasiados términos para definir, nuevos medios para desenmarañar el trauma y el sufrimiento, y faltan más espacios que faciliten la sanación.
Yo aún no puedo encontrar una palabra para el sentimiento de anhelar el cuerpo que alguna vez tuve. Para regresar al estado natural e intacto de mí misma, con el que no tuve oportunidad de conectar antes de que me fuera arrebatado. Esta disforia corporal que experimento no tiene un nombre al cual aferrarse, y como resultado, es difícil compartirlo con otros. A medida que avanzamos hacia la erradicación de la mutilación de niñxs intersex, términos para ese trauma específico, podrían resultar poderosos para entender las repercusiones del tratamiento médico innecesario. Además, este tipo de taxonomía, podría proveer un acceso más inteligente a los servicios de salud mental, y permitir a los médicos entender mejor los efectos a largo plazo del tratamiento inadecuado, al no asociar los cuerpos intersex con la terminología estigmatizante.
Sintonizarse con la manera en que el lenguaje se está adaptando dentro de una comunidad, especialmente durante la era digital, es más beneficioso que permitir a los que tienen el poder aprovecharse aún más de mantenernos estigmatizados y callados. El lenguaje solidifica un sentimiento, un movimiento, una comunidad. Para que podamos florecer, necesitamos tener injerencia en la manera en la que nos definimos a nosotrxs mismxs.
– por Catherine Graffam. Puedes encontrar a Catherine en su sitio web catherinegraffam.com y en Twitter @catgraffam
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